domingo, 13 de marzo de 2011

Las estrellas estrelladas

Por todos es sabido que hay estrellas de cine, televisión, música y otros ámbitos, que no llevan muy bien ese asunto de pasar a un segundo plano y ser relevadas por nuevas generaciones. Charlie Sheen es uno de ellos. El hijo del también conocido actor Martin Sheen, Charlie tuvo su momento de gloria en la época de los 80 cuando interpretó papeles en grandes superproducciones como Hot Shots o Wall Street, pero desde entonces, su adicción a la bebida, al juego y a las mujeres y, por qué no decirlo, su pésima capacidad interpretativa le han hecho arrastrarse por diferentes series hasta acabar como ha acabado.

"Tras cuidadosas consideraciones, Warner Bros. Televisión ha decidido prescindir de los servicios de Charlie Sheen en Dos hombres y medio con carácter inmediato". Este ha sido el anuncio que la productora americana ha hecho público para garantizar que el bueno de Charlie estaba, lo que se conoce comúnmente como, de patitas en la calle. Resulta que el actor era bastante exigente y sobre todo en lo que se refería a su sueldo. Para quienes no la conozcan, "Dos Hombres y Medio" es una serie de bajo coste que se emitía en Estados Unidos y también en España. Hace un par de meses, Chuck Lorre, el productor de dicha serie, decidió suspender el rodaje por el carácter de Charlie, y éste no tuvo mejor reacción que poner a parir a su ex jefe durante una entrevista en la radio. De ahí se han desencadenado una serie de catastróficas desdichas para el bueno de Sheen, ya que, tras este ataque verbal a Lorre, ha decidido demandar tanto a la CBS (emisora americana que emitía la serie) como a la Warner Bross (productora). El intérprete reclama daños punitivos por la suspensión de la producción, su cancelación y pérdida del salario estipulado. Además exige que se recompense al resto del reparto y del equipo de producción "por el balance de los 24 episodios de la temporada". Toda una joya vamos...

El problema es que éste no ha sido el primer altercado de Charlie Sheen y probablemente no será el último. Una vez más podemos observar el daño que produce la opulencia en aquellas personas que parecen no darse cuenta que todo tiene un principio y un final. Solo nos queda sentarnos y esperar a ver cual será la próxima.

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