Desde el Kodak Theatre de la ciudad de Los Ángeles, James Franco y Anne Hathaway presentaron la 83º edición de los premios de la Academia. Todo el mundo asegura que fue una de las galas más aburridas que se han visto, y yo lo corroboro. Hasta este año, maestros de ceremonias como Billy Crystal, John Stewart, Woopy Goldberg o Hugh Jackman habían sorprendido a los asistentes y espectadores con diferentes aperturas, ya fuesen monólogos cargados de ironía, vídeos hechos con unos montajes divertidísimos, números musicales dignos de ser interpretados en cualquier musical o simplemente con un discurso recitado con cierto desparpajo, pero lo de la pasada noche fue algo insólito. James Franco parecía estar más pendiente de hacer que toda la gala fuese vista en Twitter, que en la ceremonia en sí. Me parece que en algún momento le vi sonreír, pero tampoco puedo asegurarlo. Menos mal que su guapísima y maravillosa compañera supo tirar del carro. Enhorabuena Anne.
Tan aburrida fue la ceremonia que todo el público recibió con una ovación enorme a Billy Crystal cuando este apareció en el escenario para entregar un premio. La gente estaba con ganas de reírse, de disfrutar. No querían asistir a un mero reparto de premios, querían sentir que estaban en los Oscar. Pero la gala no remontó en ningún momento.

A partir de la derrota de "La Red Social", muchas personas han empezado a preguntarse si todo esto no es más que una farsa. Mi respuesta amigos, es sí. Cada año se decide premiar a unas películas en concreto, que normalmente tratan sobre una temática invariable: la superación humana. Eso, unido a una banda sonora que emocione y un mensaje de fondo que le haga a uno pensar son los requisitos fundamentales para que, al menos hoy en día, una película y su director se lleven la gloria. Yo no digo que esto esté mal, pero creo que los miembros de la Academia deberían darse cuenta que hay unos directores que merecen un reconocimiento por las obras de arte que han hecho durante años, como es David Fincher o Darren Aronofsky, y que no se trata de darle el premio siempre a la misma película, sino a la que más se lo merece. "El Discurso del Rey" goza de una interpretación espectacular, pero carece de emoción de inicio a fin. No sé, simplemente creo que no es justo.

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