martes, 1 de marzo de 2011

OSCARS 2011

Un año más se han dado cita los premios más importantes del universo cinematográfico, los Oscar. Y por lo tanto, un año más tendremos que oir, ver y leer lo bien que le quedaba ese Channel a Fulanita, lo largo que fue el discurso de Menganito, lo poco entretenida que fue la gala y el número de estatuillas que recibió cada película.

Desde el Kodak Theatre de la ciudad de Los Ángeles, James Franco y Anne Hathaway presentaron la 83º edición de los premios de la Academia. Todo el mundo asegura que fue una de las galas más aburridas que se han visto, y yo lo corroboro. Hasta este año, maestros de ceremonias como Billy Crystal, John Stewart, Woopy Goldberg o Hugh Jackman habían sorprendido a los asistentes y espectadores con diferentes aperturas, ya fuesen monólogos cargados de ironía, vídeos hechos con unos montajes divertidísimos, números musicales dignos de ser interpretados en cualquier musical o simplemente con un discurso recitado con cierto desparpajo, pero lo de la pasada noche fue algo insólito. James Franco parecía estar más pendiente de hacer que toda la gala fuese vista en Twitter, que en la ceremonia en sí. Me parece que en algún momento le vi sonreír, pero tampoco puedo asegurarlo. Menos mal que su guapísima y maravillosa compañera supo tirar del carro. Enhorabuena Anne.

Tan aburrida fue la ceremonia que todo el público recibió con una ovación enorme a Billy Crystal cuando este apareció en el escenario para entregar un premio. La gente estaba con ganas de reírse, de disfrutar. No querían asistir a un mero reparto de premios, querían sentir que estaban en los Oscar. Pero la gala no remontó en ningún momento. 

Yo, personalmente, siento mucha emoción cada año cuando llega esta fecha. Es algo que disfruto mucho viendo porque se premian los mejores largometrajes del año y todo ello envuelto en una nube de glamour que hace sentir envidia a cualquiera que lo esté viendo. Especialmente este año me ha parecido que todas y cada una de las películas nominadas tenían un nivel increíble, y por eso, fuese cual fuese la ganadora me iba a llevar una gran satisfacción. No voy a negar que mi corazón se decantaba por la sobrecogedora historia de la bailarina de Aronofsky, pero "La Red Social" parecía ser la elegida este año. Al final todo salió según lo que las quinielas habían vaticinado, exceptuando los premios más importantes. David Fincher se quedó, un año más, sin un merecidísimo Oscar (y ya van dos) y fue el joven Tom Hooper quien dio la campanada llevándose al calvo dorado a tierras británicas por "El Discurso del Rey". Y no fue el único, Collin Firth hizo lo propio en calidad de mejor interpretación masculina por la misma película. Por su parte, Natalie Portman fue la mejor actriz principal por el film que aquí comentamos (Cisne Negro), y Christian Bale y Melissa Leo fueron los mejores actores secundarios.

A partir de la derrota de "La Red Social", muchas personas han empezado a preguntarse si todo esto no es más que una farsa. Mi respuesta amigos, es sí. Cada año se decide premiar a unas películas en concreto, que normalmente tratan sobre una temática invariable: la superación humana. Eso, unido a una banda sonora que emocione y un mensaje de fondo que le haga a uno pensar son los requisitos fundamentales para que, al menos hoy en día, una película y su director se lleven la gloria. Yo no digo que esto esté mal, pero creo que los miembros de la Academia deberían darse cuenta que hay unos directores que merecen un reconocimiento por las obras de arte que han hecho durante años, como es David Fincher o Darren Aronofsky, y que no se trata de darle el premio siempre a la misma película, sino a la que más se lo merece. "El Discurso del Rey" goza de una interpretación espectacular, pero carece de emoción de inicio a fin. No sé, simplemente creo que no es justo.

Al menos puedo decir que me sentí muy satisfecho cuando Portman, a pesar de estar embarazada,subió a recoger su galardón por su magnífico papel en Black Swan. Esperemos que el año que viene, sea quien sea el conductor de la ceremonia, tenga un poco más de iniciativa y vuelva a retomar ese viejo espíritu que hacía de esa gala todo un espectáculo. Yo me ofrezco voluntario, aunque no sé si me llamarán. Por si acaso empezaré a perfeccionar mi inglés por si en algún momento tengo que pronunciar esas palabras tan conocidas que dicen: And the Oscar goes to...

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